El conjunto dirigido por Milaner practicó, un día antes de la Final, la pena máxima por si el partido terminaba en empate y los penales se hacían presentes. De 17 tiros ejecutados, 10 fueron gol, 5 los atajó Kvetcher y 2 fueron desviados. Lo curioso fue que Barcan, encargado del remate desde los 12 pasos en la Final, erró su disparo. Por suerte, cuando las papas quemaron, no falló y marcó el gol del ascenso a la Primera A.
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